La DICOM informa que la construcción de aulas y escuelas para la Tanda Extendida, es una oportunidad para que prospere el carnicero y el ferretero,el ebanista y el herrero, el ingeniero, el albañil, pintor y varillero, el textilero, el dueño de almacén, el colmadero, el agricultor y el ganadero y también las farmacias, supermercados y tiendas de todo tipo, porque se dinamizan las economías locales, haciendo que circule el dinero en comunidades y pueblos.
Tal es el caso de Lely, emprendedora,
que no se detuvo al no lograr poder ser abogada. Trabajó en casas de
familia y ahora vende desayuno y comida a 40 obreros que construyen la
escuela de Hato Damas. A veces pica hasta 6,000 pesos diarios.
Al enterarse de que iban a construir una escuela en Hato Damas se le prendió un bombillito
Lely Bello Lara no estaba haciendo nada
cuando se enteró de que comenzarían a construir otra escuela en Hato
Damas. Se le prendió un bombillito: porqué no ponerse a cocinar y vender
servicios de comida a los obreros de la construcción.
Y en eso anda todavía, gracias a unos
pesos que consiguió prestados y que ha ido pagando poco a poco,
puntualmente, limpiando el arroz, picando la cebolla, el ajo, el repollo
y el tomate, haciendo el escabeche, sazonando la carne, preparando la
ensalada yafanando con el fogón. Isabel, su madre, ha sido una gran
ayuda para ella.
Desde joven ha trabajado
Hay que decir que la vida que le ha
tocado vivir a Lely no ha sido fácil. A los18 años tuvo que dejar la
escuela y lanzarse a trabajar luego que a su padre e atrapara una
terrible enfermedad y su madre se dedicara a él por entero.
Tenía dos años que había dejado de
trabajar en casas de familia, se mantenía haciendo cositas y ganando
chelitos hasta hace diez meses cuando inició la construcción de la
Escuela Básica Hato Damas II, informa elcaribe.com.do, en su portal.
En los primeros meses de la construcción
y del negocio, transportaba la comida en el motor de un vecino que no
tardó en dañarse y no dar para más. Ahí empezó el calvario de tener que
cargar en la cabeza calderos y poncheras toda la comida. De su casa
hasta la escuela a pie y bien cargada.
La Revolución Educativa le ha cambiado la vida. Le trajo beneficios
A pesar de este percance, sigue siendo
una mujer alegre, locuaz y extrañamente feliz. Dice que su vida ha
cambiado porque la decisión del presidente Danilo Medina de construir
esa escuela en Hato Damas le dio la oportunidad que ella necesitaba.
Algo así como un “relanzamiento” de su vida.
Sueña con convertirse enproveedora del Estado para suplir comida para el almuerzo escolar
Además, Lely sueña. Sabe que dentro de
uno o dos meses la construcción se acaba y sus clientes se irán a otra
parte. Pero también sabe que hay una política del gobierno que se llama
Tanda Extendida, gracias a la cual los estudiantes desayunan, almuerzan y
meriendan en la escuela. Y como sabe todo eso, cuenta que a ella le
gustaría conseguir un préstamo que le permita montar una cocina como
Dios manda y suplir parte del almuerzo escolar. “Anjá, ¿y por qué no?”
Eso sí, que para lograr ser suplidora
tendrá que emplearse a fondo porque el INABIE es muy exigente con la
calidad y la preparación de los alimentos que le sirven a los
estudiantes en las escuelas públicas.
Esta es la historia de Lely. Nadie sabe si logra su sueño. Seguiremos en contacto con ella.
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