El joven Abraham Ramos Morel, estaba acompañado de su padre, Silvestre Ramos, y otros dos familiares, cuando fue muerto por el sargento Carlos Manuel Martínez Germán y el raso Elvis Vinicio Montero Jiménez, ambos miembros del cuartel del Ensanche Luperón. Ambos agentes están siendo investigados por la Policía.
El estudiante Ramos Morel cumplía esa misma noche 23 años y tras celebrarlo en su casa de la calle Nicolás de Ovando 168 con sus familiares, a eso de la 1:00 AM, le pidió a su padre que lo acompañara a comprar un sandwich de pierna en el mismo Ensanche Luperón.
Cuando regresaban por la calle Pedro Livio Cedeño, muy cerca de la Padre Castellanos, estaban los dos agentes parados, bajo la sombra de una gran mata de caucho, ordenaron alto al vehículo, pero el joven decidió detenerse un poco más adelante, porque el lugar donde esperaba la patrulla estaba muy oscuro.
Según el relato del padre, ellos se acercaron en una motocicleta DT, color azul claro, placa A-316, disparando los dos, uno con una pistola y otro con un revólver. "No se conformaron con pinchar las gomas del carro, sino que además le dispararon a mi hijo a través del cristal trasero".
Morel dijo no se explica las razones que tuvieron los agentes para dispararles, porque ellos viajaban a poca velocidad y los cuatro ocupantes del automóvil estaban visibles ya que los cristales del carro son claros.
El padre dijo que los agentes están arrepentidos y parece que han pedido perdón, según se les informó en el Palacio de la Policía. El coronel E. Zacarías, del Departamento de Homidio, dijo que ambos agentes estaban suspendidos hasta que concluya la investigación.
ListinDiario.com.do
El estudiante Ramos Morel cumplía esa misma noche 23 años y tras celebrarlo en su casa de la calle Nicolás de Ovando 168 con sus familiares, a eso de la 1:00 AM, le pidió a su padre que lo acompañara a comprar un sandwich de pierna en el mismo Ensanche Luperón.
Cuando regresaban por la calle Pedro Livio Cedeño, muy cerca de la Padre Castellanos, estaban los dos agentes parados, bajo la sombra de una gran mata de caucho, ordenaron alto al vehículo, pero el joven decidió detenerse un poco más adelante, porque el lugar donde esperaba la patrulla estaba muy oscuro.
Según el relato del padre, ellos se acercaron en una motocicleta DT, color azul claro, placa A-316, disparando los dos, uno con una pistola y otro con un revólver. "No se conformaron con pinchar las gomas del carro, sino que además le dispararon a mi hijo a través del cristal trasero".
Morel dijo no se explica las razones que tuvieron los agentes para dispararles, porque ellos viajaban a poca velocidad y los cuatro ocupantes del automóvil estaban visibles ya que los cristales del carro son claros.
El padre dijo que los agentes están arrepentidos y parece que han pedido perdón, según se les informó en el Palacio de la Policía. El coronel E. Zacarías, del Departamento de Homidio, dijo que ambos agentes estaban suspendidos hasta que concluya la investigación.
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